Este patilargo de unos cuatro centímetros, tiene una carcasa ovalada divida en dos secciones: son las "fundas" de las alas. Estas fundas se llaman élitros, y curiosamente, están soldados entre sí en su terminación (un pequeño triángulo), así que tienen alas, pero no pueden volar.
Son muy listos, y ante las amenazas se hacen el muerto: panza arriba, patas estiradas, rigidez... todos los díntomas del rigor mortis. Son perfectas estatuas, y aguantan hasta 15 minutos sin inmutarse ante toda clase de estímulos (demostrado en laboratorio, no por nosotros). Es un proceso llamado tanatosis, propio de muchos animales. Si la cosa se pone fea, usarán esa pequeña protuberancia que tienen al final del cuerpo (que en realidad son dos glándulas), para soltar un olor pestilente.
Come materia en descomposición, y se extiende por toda Europa y Asia, llegando hasta Siberia. Fue introducido en España en siglos pasados, probablemente en buques con alimentos procedentes del Cáucaso.
El tétrico nombre asignado se extiende a todo el género Blaps. En el folklore escandinavo, su presencia en una casa era presagio de muerte. Parece que la capacidad para adoptar el rigor mortis, así como su apariencia, que recordaba al oscuro frac de los funcionarios suecos de pompas fúnebres, pueden explicar esta creencia popular. Por otro lado, su presencia en hogares implicaba que no había roedores cerca. Los roedores en las casas se alimentaban de granos de cereales. Si no había roedores, es porque no había cereales. Si encontrabas pues este escarabajo, es porque faltaba el cereal: síntoma de falta de alimento (miseria, hambre), justificando así los malos presagios.
Podéis consultar más datos de este bicho, aquí.
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