sábado, 28 de septiembre de 2019

Presentación


Presentación nos recibió a ultimísima hora en su panadería "El Salvador", en la calle principal de Monesterio (Badajoz). Estaba cerrando ya, pero vio la cara de agotamiento que traíamos (tras infinitas cuestas) y el peso que cargábamos y se dispuso a atendernos con una sincera, cálida y reconfortante sonrisa. Nos recomendó el pan de la cooperativa (que ya habíamos probado antes: riquísimo), y nos llamó la atención que de un estante colgaban varias pulseras con la bandera saharaui.

Sabíamos que Extremadura participaba activamente en los intercambios con Sahara, pues anteriormente habíamos conocido a la concejala de cultura de Medina de las Torres, que nos explicó cómo funcionaba el proyecto de acogida. Pero ¿qué vínculo podía tener Presentación con todo esto?

Nos contó que formaba parte de la Asociación de Amigos y Amigas del Pueblo Saharaui de Extremadura, y que junto a su marido, a mediados de los 90, apadrinaron a un niño saharaui (llamado Ahmed), para tratar de ofrecerle un futuro de mayor esperanza que el que quizá hubiera tenido. Comentó que Ahmed había estado viviendo veinticinco años con ellos. Lo sorprendente no es que este caso de apadrinamiento sea más bien una adopción, sino que Presentación ya tenía dos hijos entonces. El acto de generosidad crecía aún más por momentos. Sonriendo, afirmaba que Ahmed ya se había graduado y que ahora era autosuficiente. "Sigue con su silla, claro, pero independiente", decía.

"¿Cómo su silla?", le preguntamos, y nos contó que Ahmed fue apadrinado en una época en que se vacunó de la polio a un montón de niños en Sahara, y no se sabe si algunas vacunas eran defectuosas o caducadas (o directamente existía algún programa de experimentación clínica), pero se provocó la enfermedad a bastantes niños. Ahmed fue uno de los afectados. Le recogieron con seis años, padeciendo ciertas dificultades motrices, que luego se agudizaron provocando una incapacidad parcial permanente. Ellos ya lo sabían cuando le apadrinaron. Y de eso hacía veinticinco años.
Desde entonces, habían visitado varias veces a los padres biológicos de Ahmed en El Aaiún, pero hacía tiempo que no iban. Cada vez les cuesta más viajar, y la economía no fluye como antes ("claro" -nos dice- "no vas a presentarte allí con las manos vacías..."). La generosidad de esta mujer seguía siendo ejemplar.

Desde la humildad de nuestro proyecto, nos ofrecimos a visitar a los padres biológicos de Ahmed a nuestro paso por Sahara. Les llevaríamos una foto: la que encabeza esta entrada; Presentación, su marido, y uno de sus hijos, junto a dos de sus nietos. La fotografía enmarcada que porta Presentación en sus manos corresponde a Ahmed el día que fueron a recogerle. Nosotros, no le conocimos: ese día no estaba.

Mientras Presentación cerraba la panadería, fuimos a comprar algo para la cena. Nos dijo que pasáramos a despedirnos de ella a su casa, y así hicimos. Nos había preparado en una bolsita un chorizo, "de los que hacían ellos en casa" (que por cierto, estaba buenísimo), y también nos dio una pequeña estampa de la Virgen de Tentudía, asegurándonos que rezaría por nosotros.

Después de una cariñosa y emocionada despedida, buenos deseos y bendiciones, decidimos pasar la noche en la ermita de san Isidro, por sugerencia de Presentación, y en su honor. Distaba a unos nueve kilómetros, y aunque llegamos de noche, ya no hubo que subir más cuestas.

Al día siguiente escuchamos un entrañable mensaje de audio que nos había enviado por Whatsapp la buena mujer. "Estaba un poco nerviosa", decía. Y nosotros, conmovidos.
Qué suerte tenemos de viajar y así conocer a personas tan maravillosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Agradecemos vuestros comentarios.
Se eliminarán aquellos que sean ofensivos, spam o publicitarios.