Este escarabajo de hasta tres centímetros, es más de correr que de volar, aunque tiene unas perfectas alas escondidas bajo sus fundas protectoras (élitros). Estas protecciones resultan ser más cortas de los normal, haciendo que parte de su abdomen segmentado quede al descubierto.
Pasa las horas del día escondido bajo piedras, hojas o troncos muertos, y cundo llega la noche sale a cazar. Su dieta se basa en insectos pequeños (gusanos, arañas, polillas...), con especial gusto por las larvas y no haciendo ascos a la carroña.
Al sentirse amenazados, abren sus grandes y poderosas mandíbulas y curvan su abdomen imitando al escorpión. Su mordedura puede llegar a ser dolorosa. Por si no fuera suficiente, al final del abdomen tienen unas glándulas que expelen un fétido olor.
Con la mandíbula corta pedacitos de sus víctimas, y con ayuda de sus patas delanteras fabrica pequeños bolos alimenticios, que mastica una y otra vez, segregando un líquido que le ayuda a descomponerlos y digerirlos. Las partes más duras de los bichos no las come.
Habita en toda Europa y Norte de África, habiendo sido introducido en América, Asia y Australia. Prefiere zonas húmedas. Es por ello que es fácil verle en jardines, parques, prados, bosques... Varias veces nos hemos encontrado este escarabajo por el camino, pero en la parada de los bichos pudimos verle en acción (cazando una cochinilla).
Podéis consultar más datos sobre este bicho en Wikipedia, pulsando aquí.
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